En la terraza con vos pude ver cómo planeaba ese cóndor.
Entrecerré los ojos para soñar un poco sin dejar de mirarlo.
Y fui él por un rato [largo].
Sentí como el aire caliente me facilitaba el sosten,
aprovechando esas corrientes para seguir volando sin mover una pluma.
Me causaba mucha gracia el vacío, tan impotente.
Cero temor.
Toda la brisa suave junta.
Parecido a tus caricias, pero de a una [y muchas].
Girando ahi arriba etermanente, con la paciencia del que sabe lo que es importante.
Y desplegue las alas para regalarte algo de sombra,
desde lo alto de ese cielo.
Stonefish Buenos Aires
viernes, 25 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario